top of page

Vanessa Guzman

 

Nuevos significados en sonidos que generalmente se dan por sentados.

 

> Call Center “Protection One”, Tucumán 303, sala de ventas de Speedy a Buenos Aires y el sur argentino.

> Sonido de las teclas de teclados de computadoras.

 

1) El sonido que elegí es de muy corta duración. Es un sonido muy fácil de reconocer, ya que puede ser reconocido por cualquier persona que sepa lo que es una computadora. Lo que más lo distingue es su corta duración y la gran cantidad de veces que se repite en este entorno.

2) Este sonido se puede encontrar en este lugar de lunes a sábados desde las 9:30 hs hasta las 22:00 hs. Se lo escucha en este horario ya que es un horario laborable.

3) Desde que llegué al lugar el sonido se hizo muy frecuente, lo mediría en milisegundos, pero no hay un patrón de regularidad reconocible.

4) El sonido del teclado de las computadoras se complementa bien con lo que es el sonido ambiente del call center, ya que también hay sonidos de mause y de sillas que también se repiten con frecuencia.

Aunque hay muchas voces al mismo tiempo, el sonido del teclado siempre se escucha acompañándolas.

5) Directamente este sonido se relaciona con las computadoras, e indirectamente, por la cantidad de veces que se lo puede escuchar, se lo relacionaría con una oficina. Las voces lo esconden, pero al ser tan repetido se lo puede encontrar, se lo puede rescatar de entre tantas voces que hablan tan fuerte. El sonido de las teclas es claro cuando se lo sigue en el tiempo con atención.

6) Este sonido, en particular utilizado en un lugar como este, puede representar un lugar de trabajo, más claramente una oficina. Simbólicamente es un sonido que puede dar a entender que en el lugar hay mucha actividad.

7) Personalmente suelo encontrar este sonido en otros entornos, a diario se puede encontrar en mi vida. Pero esos otros entornos de mi vida son muy diferentes a este.

A este sonido lo puedo escuchar en mi casa, pero el entorno que estoy siguiendo hoy también es un entorno diario para mí, porque es mi trabajo. Este sonido es particularmente muy común en mi vida.

8) Puede mi sonido asociarse a memorias de mi pasado, pero no sentimentalmente. No me recuerda a momentos felices, pero si me trae a la mente acciones cotidianas mecanizadas.

9) Nunca cambió en volumen, la intensidad es diferente según quien use el teclado, pero por momentos se repite con más frecuencia o hay intervalos de tiempo en los que se hace menos frecuente.

10) Es un sonido que simplemente acompaña la cotidianeidad del entorno. Si se repite con mucha frecuencia en este entorno, da cuenta de que todo transcurre con normalidad.

 

Guido Padin

 

El sonido principal de este paisaje es el constante dialogo. Puede inferirse que nos encontramos en una plaza o un espacio abierto, porque las voces a veces se superponen con los ruidos de los motores que aceleran por las calles. Se escucha un movimiento continuo de autos, pero hay ausencia de bocinas. Es un lugar transitado, pero no se produce congestión automovilística.

Algunos pájaros se hacen escuchar al fondo de la imagen sonora, pero son pocos, apenas dos o tres que acompañan la caída del sol. Una conversación cercana explota en risas y predomina en el aire por algunos segundos. El sonido se vuelve cálido en las palabras que se acercan con una pequeña brisa de fondo. El tiempo de la tarde lo marcan los pasos que resuenan en dos o tres baldosas flojas sobre la vereda. Los segundos se detienen, y de repente vuelven a avanzar cuando pasa una pareja caminando o una bicicleta pasea por los rectángulos de cemento, que funcionan como una especie de piano urbano. Dos perros ladran de fondo; luego, un pequeño silencio y una mujer que grita con cierto nerviosismo el nombre de su mascota. Un grupo de chicos prepara entusiasmado un video para alguna fiesta de quince: suena una música electrónica de fondo para musicalizar la coreografía.

Salvo por las charlas de los grupos que rodean el centro del parque, la periodicidad de los sonidos es irregular. Vibran voces, gritos y sonrisas que rompen los intervalos de silencios que no son, porque siempre un auto, siempre un ladrido, siempre el sonido de un atardecer naciendo. Hay ruidos de comida, o mejor dicho, de bolsas que nos infieren que alguien estuvo o está comiendo. Hay el eco en el aire de los amigos que comparten, y hay las calladas expresiones de quienes leen poesía o subrayan apuntes.

Los diálogos disminuyen. Hay menos gente en el lugar. También menos luz y un poco más de frío. Surgen los pasos rápidos de la gente que sale a correr, y aparecen también las ruedas de los patines contra las líneas de las baldosas. Ahora sí algunas bocinas hacen su presencia. Los perros son otra vez los dueños de la calle. Un celular roba el protagonismo del momento. Una voz fría atiende, casi enojada y distante. La conversación pasa. La noche se hace presente.

 

Mariana Quiroga

 

El atardecer desde arriba!

Los primeros sonidos que comienzan a retumbar, son motocicletas, autos y bocinas, pero bien de lejos, bien de ciudad, bien urbanos. Mientras que un llamador de ángeles suaviza el ambiente y se acompaña con el viento que no deja de soplar y en su paso va moviendo cosas y cositas que van produciendo nuevos sonidos. Aquí sentada en absoluta quietud dejo aparecer al cantar de los pájaros, que con sus melodías tan hermosas se hacen notar en cada amanecer, en cada atardecer. Una mezcla de sensaciones, emociones y recuerdos aparecen y desaparecen.

El sonido que más se repite, pero de manera inconstante, es el llamador de ángeles, parecieran ser unos cristales acariciándose suavemente, pero en realidad su consistencia es metálica. El cantar de los pájaros permanece en el aire y el ruido urbano detrás retumba como un murmullo constante, niños jugando a lejos, un perro que ladra miau, acompañado de bocinas y escapes furiosos.

De a momentos el viento sopla más fuerte y eso intensifica los sonidos más cercanos, mientras opaca los lejanos. Cuando la brisa del viento se calma, el llamador de ángeles descansa y los pájaritos aprovechan para hacerse escuchar.

Entre las cosas que se ven y no se escuchan, los pájaros vuelan rápidamente, las luces de las calles comienzan a encenderse, las copas de los árboles se mueven despacito, el sol se va escondiendo, todo se ve más naranja y se va oscureciendo lentamente el cielo.

 

F Javier Vargas

 

Bar Viejo Avenida, Bedoya y Saenz Peña. 15 hs.

Se escuchan los autos de afuera, música, murmullo y voces claras, el tenedor chocando con los platos (cubiertos, más bien), un celular suena, vasos chocando entre ellos, motos que pasan fuerte, pasos (del mozo o de sujetos), teléfono fijo, el vibrar de una heladera prendida, llaves, hojas de diario…

1. El sonido que elegí  es un sonido agudo, que sobresale sobre el resto. Es atractivo porque es como dos vidrios chocando, y siempre soñamos con escuchar vidrios rompiéndose. En este caso son los platos que acomoda el que los está lavando. Una de las características más sobresalientes del sonido es que es un sonido efímero, pero que rápidamente se reconoce. Se escucha el roce y el momento en que el plato se acomoda encima del otro.

2. Se debe oír seguido ya que el restaurant trabaja con platos, por lo que deben lavarlos y acomodarlos varias veces al día. De lunes a sábados por los mediodías, que es cuando abre el bar.

3. En este momento lo escucho bastante más seguido de lo que hubiera imaginado, incluso a esta hora. Diría que es cada cuarenta o cincuenta segundos. No consideraría la medida minutos. No es muy regular, pero es seguido. Podría decirse 4. que siempre aparece después de un sonido de chorro de agua y metal cayendo sobre metal (cubiertos, bandejas, quizá). Se complementa porque es un sonido que uno esperaría oír en un lugar así

5. Platos, copas (se confunde a veces). El lugar donde se apoyan los vasos lavados está a la vista. Ese lugar es metálico y se reconoce cuando se apoyan los vasos y los platos. Pero mi sonido son los platos acomodándose uno sobre otro.

6. Que hay gran cantidad de platos, lo que implica que a este restaurante viene mucha gente. Que alguien trabaja lavando esos platos, y que está ahí para eso ya que lo estuvo haciendo todo este tiempo (y lava bastante apresuradamente). Que el lugar no tiene mucho más espacio que el que ve, ya que los platos se lavan detrás del mostrador y quienes comen lo escuchan, cosa que no me parecería muy común en otro restaurante. Que no tienen ni vasos ni platos de plástico

7. Claramente, en mi propia casa. Se diferencia la cantidad de veces que se lo escucha. Pero en casa, después de lavar, cuando se acomodan los platos (también de cerámica) se oye el mismo sonido, efímero pero reconocible. Poner un plato sobre otro, en el estante. Ese entorno es bastante distinto al de este bar, porque es mi casa. O incluso en casa de alguna amistad. También lo escucho en la radio en que trabajo, cuando uno de los locutores se hace un café y después lava los platitos. Es una radio, distinta de este bar, y el sonido es también el mismo. Incluso viene después de un chorro de agua.

8. Cuando era chico no me gustaba lavar los platos. De chico acumulé los platos a la hora de guardarlos o poner la mesa, y eran del mismo material.

9. A veces se escuchaba más fuerte, se notaba que se los apoyaba con fuerza. Y ahora se escucha más pausado. Pero siempre estuvo.

10. Me llamó la atención que se escuchara tanto. Uno puede comer o conversar igual, no afecta ni molesta al comensal. Quizás en algunas personas genera tranquilidad: poder ver que se lava la vajilla. Le da un toque al bar que todos los utensilios limpios estén a la vista.

Quizá durante este tiempo se lavó tanto porque el bar cierra en quince minutos.

 

 

bottom of page